La ciudad inteligente no es una meta, sino un camino continuo. Para iniciar la transformación hacia ella, hay que tener en cuenta las fortalezas y debilidades de cada ciudad; los factores demográficos, sus necesidades más acuciantes. Después, decidir qué smart city se desea tener. Y hacerlo paso a paso y con buena letra, con iniciativas específicas para cada caso. Una ciudad con población envejecida debería priorizar los servicios sociosanitarios. Una con un consumo energético ineficiente, pondría el acento en la sostenibilidad.
Le invitamos a ver este documental para poder conocer cuales son los proyectos que se estan implementando.